Una democracia cada vez más debilitada
Por Juan Sheput – El Montonero

EL PAÍS NECESITA CAMBIOS

Cada vez en mayor número, los ciudadanos demuestran o manifiestan sus dudas sobre la sostenibilidad o futuro de la democracia. Es la consecuencia directa de tener al frente de las estructuras de poder en el Perú a funcionarios sin el nivel suficiente para entender y actuar en correspondencia con el drama que nos aqueja. No hay duda en que este gobierno, encabezado por Dina Boluarte, y el Congreso, de un nivel tan penoso como el actual, son los principales protagonistas de la crisis que nos aqueja.

Si por un momento nos olvidáramos del golpe de Estado que promoviera Pedro Castillo, y nos quedáramos solo con indicadores, el gobierno de Dina Boluarte estaría muy por debajo que el de su antecesor. Una crisis económica sin horizonte de solución, un estado desbordado por la delincuencia organizada, un narcotráfico que goza cada vez de mayores extensiones de tierra para cultivar coca, colegios paralizados por la delincuencia o la infraestructura, cero inversiones privadas, parálisis del agro y de la minería, caída en los niveles de recaudación son algunos de los hechos que hoy afectan al país en tiempos de Dina Boluarte.

Pero la presidenta en lugar de tomar cartas en el asunto se comporta como una funcionaria contable, dando cifras de gasto presupuestal o señalando la puesta en marcha -una vez más- de programas que nunca, durante su gestión, fueron exitosos. Pareciera que no entiende la dimensión de la crisis que nos aqueja, de desilusión generalizada. Cree que el drama se solucionará por arte de magia porque así se lo dice su premier, el Dr. Alberto Otárola. No se da cuenta que de esta solo se saldrá políticamente, y la política aconseja medidas duras que debe tomar a la brevedad.

La primera es prescindir del encargado de su gabinete, Alberto Otárola. Hay que escribirlo y señalarlo sin eufemismos: carece de los atributos de liderazgo, capacidad y convocatoria que se requieren para el momento actual. El premier Otárola con su equivocada interpretación de la realidad es el principal responsable del hundimiento. Si la presidenta quiere variar, por el bien del país, de ese curso de acción que nos lleva al desastre, debe dejar de escuchar a los que se aprovechan de su desconocimiento e inexperiencia para darle consejos interesados. El país necesita un cambio de presidente del Consejo de Ministros. No hay otra solución. Seguramente, y empujada por algún consejo una vez más interesado, querrá hacer un enroque, colocando al premier como futuro ministro de cualquier cartera. Eso no funcionará pues el país requiere de cambios radicales.

Nunca, en este siglo, se vio tanto deterioro de la democracia. Y nunca se vio tanta incapacidad de los poderes del Estado, en especial Ejecutivo y Legislativo, para resolverlo. Ojalá entienda el gobierno que en estas condiciones el tiempo es un factor crítico de éxito.

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