El Senado: buena señal a mitad del camino
Por Juan Sheput – El Montonero
En la historia constitucional del Perú ha sido tradicional contar con un régimen bicameral; es decir, con una Cámara de Senadores. Las excepciones fueron la Constitución de 1867 y la de 1993. La Constitución de 1867 estuvo enmarcada en un periodo turbulento en el cual los revolucionarios de Arequipa y Chiclayo exigían el retorno a la Constitución de 1860. La Constitución de 1993 clamaba por una modificación de su estructura política: Seis presidentes en seis años, es un indicador de que se requieren urgentes cambios en el formato político enmarcado por dicha Constitución.
La restitución de la Cámara de Senadores es uno de ellos. En primera votación ha sido aprobado un texto que devolvería al país un Senado compuesto por 60 representantes, entre aquellos que representan a una región y los que son elegidos por distrito electoral único. Más allá de los detalles y discrepancias que puede despertar la fórmula aprobada, lo pertinente es analizar el resultado con criterio holístico, integral, resaltando la pertinencia que tiene esta modificación constitucional en el sistema político peruano. Sin duda habrá lugar para el debate en los meses que quedan para la otra legislatura, en la que se debe reafirmar la votación o ir en sentido contrario. Por ello en esta oportunidad me quisiera plantear solo dos elementos válidos que justifican el retorno de la Cámara Alta.
El primero es de carácter subjetivo pero muy efectivo. En nuestro país el recuerdo y la imagen que se tiene de la Cámara de Senadores es muy positivo. Se le asocia con el prestigio político, cosa que nace de la madurez, seriedad y capacidad que han tenido sus integrantes. Hablar del Senado es hablar de personajes emblemáticos de nuestra política que son parte de la Historia del Perú. En un contexto de deterioro de la imagen de la política el retorno de la Cámara de Senadores será un puntal para recuperar la institucionalidad.
El otro punto tiene que ver con el impacto político en los poderes fácticos que se habían acostumbrado a manipular, a influenciar de manera descarada en el sistema unicameral. El aporte de una cámara reflexiva compuesta de personas capaces, con trayectoria y la representatividad que da la elección en distrito electoral único –es decir, a nivel nacional– enriquecerá de manera definitiva el producto final legislativo. Que no sorprenda que voces que vienen de la informalidad o del lado incorrecto del espectro político empiecen a pronunciarse en contra de este triunfo en esta primera votación.
Mi formación política me impide aventurarme a dar por hecho el cambio constitucional en tanto no se repita una votación tan contundente en una segunda legislatura. En tanto, sí creo que es necesario el debate para convencer a la opinión pública de que el retorno del Senado será, de manera definitiva, algo positivo para el Perú. No tengo dudas de ello.