Los partidos y las regiones
Por: Carlos Meneses
Las modificaciones que se necesitan en la política peruana obligan a pensar en la necesidad de reducir el número de bancadas o de grupos de acción en gobiernos nacionales, regionales y municipales.
Cuando se realizaron las elecciones regionales fue visible que los movimientos las ganaron. Esto tuvo como consecuencia que las decisiones ciudadanas no tuvieran respaldo suficiente para asegurar mayorías que garantizaran el manejo directo y suficiente en cada una de las comunas y también en los gobiernos regionales como es el caso, por ejemplo, de Arequipa.
Además, no había la suficiente identificación ideológica, sino que eran reuniones amicales que a la postre se pulverizaron y como en el caso nuestro ha resultado conflictiva la situación del grupo que controla el consejo regional donde las diferencias del presidente del mismo y del gobernador son visibles.
Ahora que se están tomando decisiones sobre cómo se procederá en el futuro para elegir a las autoridades en regiones y provincias, el Congreso debe decidir con criterios razonables cómo deben elegirse los cuadros directivos de estos organismos para que ellos se sustenten en mayorías calificadas y unidas por algo más que lazos de amistad.
Lo que deseamos en resumen es que existan grupos con factores de unidad suficientes para tener trascendencia no solo en los programas electorales, sino también en la ejecución de los mismos de forma tal que existan mayorías calificadas a las que no separen criterios diferentes que, originalmente, no se establecieron.
En pocas palabras lo que anhelamos es que las diferencias que ya se advierten en las bancadas parlamentarias no se repitan en los casos de los regímenes regionales y municipales, sino que haya más entendimientos en más formas concretas de enfrentar problemas económicos y sociales.