HOY ME HAS DADO UNA ALEGRÍA

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.

Hoy te has levantado de mañana con una nueva esperanza, ¡creer en ti! Me parece que luego de nacer es el segundo logro más importante que has desarrollado en tu vida. En verdad no quiero menospreciar tu aprendizaje académico, tu temprano desarrollo psicomotor ni aquellas tardes de verano junto al mar. Cada episodio en el libro de nuestra existencia tiene un valor inconmensurable y por esa misma razón no pueden ser comparado, pero aún así me atrevo a decir ¡qué maravillosa decisión la tuya de volver a nacer, de creer en ti y de recorrer el sendero de la vida con sonrisa de esperanza y con abrigo de amor!.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Regalarte el milagro de la vida es un acto de bondad que con el paso del tiempo generará en tu interior el misterio de la comprensión por cada momento vivido. Regalarte un nuevo latido del corazón y una mirada de complacencia son actos de reivindicación necesarios para alcanzar el siguiente nivel de desarrollo personal: la aceptación del mundo tal y como es, con sus verdades y mentiras, con sus logros y limitaciones y lo más importante, con su espíritu solidario y su túnica de necedad.

El mundo, un conglomerado social complejo, te puede regalar el último lugar en el proceso de la creación o puede elevarte de un momento a otro sobre los demás seres de la creación generándote un falso espejismo de triunfalismo. El mundo no regala algo a nadie más bien busca sacarte el mayor provecho con el único fin de guardar un status quo de poder y control sobre nuestras decisiones.

Embarcarte en el viaje social de la existencia buscando hallar la felicidad soñada es un ideal vago y una necedad que ha sido largamente explicada a lo largo de estas páginas. ¡El mundo exterior nunca podrá llenar con sus fantasías y riquezas tu vacío existencial! Quizá por algunos segundos creas hallar lo buscado pero el tiempo, siempre tirano para los seres adormitados y engañados por el sistema te demostrará que un día saliste de tu casa sin nada y que años más tarde tu regreso se verá rodeado por las mismas ausencias y necesidades del ayer.

El viaje al centro del ser humano es una némesis trascendental que todos deberíamos comprometerse a realizar debido a que es el único destino donde hallaremos la verdad y la felicidad.

Pero el tiempo, nuevamente agobiante y explotador, quiere quitarte esa oportunidad haciéndote creer que no hay tiempo para realizaciones personales ni para encuentros de bienestar. La sociedad se adscribe al tiempo y te condena a estar siempre ocupado y ha definido tu vida como una sucesión interminable de trabajo por un supuesto “bien social”. Si a ello le sumas un miedo inmisericorde inundando tus huesos y la esperanzas en ruinas entonces todo parecerá ser sombrío y humillante.

Pero nada de aquello que acabo de comentar es cierto. La humildad de corazón alimenta la esperanza del ser humano oprimido por su pasado y lo libera. En sentido opuesto, la tiranía del poder eleva nuestro ego hasta las nubes del sentimiento narcisista haciéndonos esclavos de la falacia de la realización personal en base a la opresión.

Y con el alma embargada por tantos sueños y anhelos por cumplir yo vengo y te pregunto:

¿Por qué dejar para mañana aquello que podemos hacer hoy?

¿Acaso la realización personal no es lo más importante para nuestro ser?

¿Por qué postergar el propósito más importante de nuestra existencia por acciones banales y poco trascendentales como el hecho de seguir perdidos por los senderos de la no realización personal?

Tu paz y tranquilidad no tiene precio y tampoco pueden esperarte un día más para hacerse realidad. Sé que entiendes el valor de mi mensaje, pero aun así tu aprendizaje errado lleva a tu cerebro a mantener la costumbre de creer que un día llegará ese momento mágico en que “todo lo que hemos querido se hará simplemente realidad” y que éste es el tiempo de la lucha, del conflicto y la desesperación.

¿Acaso no comprendes lo que estás haciendo día a día?

Aquel que vive en guerra sufre, aquel que vive en enfrentamientos solo fomenta en su mente sentimientos de rechazo hacia las personas de su entorno. En tiempos de guerra solo hay egoísmo, egocentrismo y quizá algunos actos de valor, no hay más.

¿Te gusta la vida que vives?

¿Te apasiona cada momento de tu existencia?

¿Puedes decir de corazón que amas tu vida y que comprendes la existencia de las personas y que por consiguiente también los amas?

Si tus respuestas son positivas ¡qué gran alegría! Y si las respuestas son negativas no hay problema, en este nuevo día todo puede ser mejor.

Recuerda, tu ser está lleno de juventud, alegría y optimismo; solo hay que desempolvar el memorando maravilloso de éxito de tu interior.

¿Qué haces con tu dolor?

¿Qué puedes hacer con tus penas, recuerdos y aquellas escenas de violencia que perturban tu descanso y que desencadenan terribles pesadillas?

Solo puedes llevar a cabo una sola acción, incomprensible quizá, ¡debes de amar cada momento de tu existencia! y solo debes de desearles lo mejor a todas aquellas personas que por distintas razones, que no son importantes valorar en este momento, te dañaron.

¿Amar a esas personas que casi me han matado?

“Esa es una propuesta que nunca podré interiorizar en mi mente”, muchos dirán y yo te diré: ¿quieres seguir viviendo la vida que hasta la fecha has vivido?

Otra solución no hay. El día que firmes la paz con tu pasado y que aceptes cada experiencia como parte de un gran proceso de aprendizaje y de encuentro personal, ese día podrás nacer de nuevo a la vida, ese día con toda seguridad, ya sin cargas y sin penas, podrás sonreír a plenitud, podrás mirar el cielo azul y podrás respirar un aire de esperanza en tu entorno y llegarás a comulgar con el mundo que siempre quisiste vivir, el mundo de la paz.

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