MÁS SALUD MENTAL PARA DISMINUIR EL MALTRATO ANIMAL

Por Gerardo Berdejo

En las últimas semanas hemos conocido por los medios de comunicación muchos casos de maltrato animal, y aunque esto ocurre a diario, es positivo que sea más visible en prensa porque ésta empuja a la población a ser más proactiva para solucionar esta problemática.

Presidente de la Asociación de defensa de los derechos animales “Proyecto Libertad”.

En uno de los casos, el agresor fue condenado a un año y seis meses de prisión efectiva, mientras que, en otro caso, el agresor fue condenado a diez meses de prisión suspendida. Estas sentencias fueron posibles gracias al vecino a pie como tu o como yo, que actuó rápidamente para lograr justicia. Y estas sentencias, que además han salido en tiempo récord, nos dan un potente mensaje: de ahora en adelante, los maltratadores de animales no quedarán impunes.

Es triste saber que en nuestras ciudades hay cárceles repletas de delincuentes y más triste es saber que la mayoría de delincuentes no están en la cárcel. Eso nos dice, en líneas generales, que vivimos en un entorno agresivo, violento y peligroso.

Por ahora, meter a los delincuentes en la cárcel es la solución que hemos encontrado para hacer justicia y vivir en entornos saludables. Definitivamente no nos está funcionando la estrategia porque los problemas de salud mental que padece nuestra sociedad son más grandes y de difícil solución. De hecho, no todo se arregla con cárcel, hay mejores soluciones si buscamos que estas personas se reinserten a la sociedad una vez cumplidas sus penas, pero aún no ha aparecido el iluminado/a que aplique otras estrategias más efectivas.

Y con semejante panorama, los animales que consideramos “de compañía”, esos que llamamos mejores amigos como el perro y el gato, están saliendo altamente perjudicados en este ecosistema que llamamos “ciudad”.

A las redes sociales de Proyecto Libertad nos llegan a diario mensajes, audios, fotos, así como llamadas telefónicas, contándonos de un nuevo caso de maltrato animal. Si juntamos todas nuestras plataformas podríamos decir que nuestro alcance orgánico en internet bordea las 50 000 personas, la mayoría de la capital Lima que es donde principalmente operamos.

Pero nuestra organización es solo una dentro de un mar de otras que trabajan por los animales. Así que te podrás imaginar la cantidad de delitos que se comenten a diario en un país con 33 millones de habitantes.  

¿Pero, qué perfil tiene una persona capaz de violentar a un animal?

Tenemos en primer lugar el ESPECISMO, que no es otra cosa que un tipo más de discriminación. En este caso se discrimina por especie. Esto quiere decir que un grupo de personas considera que los demás animales, perros y gatos, son inferiores y por ese motivo se otorgan el derecho a causarles daño de diversas formas. De similar forma ocurre con el machismo o hembrismo, donde un grupo de personas, hombres o mujeres, considera al otro grupo como inferior, otorgándose el derecho a oprimirlos de la forma que consideren necesario.

Por otro lado, una persona que toma la decisión de maltratar a un animal puede querer satisfacer una necesidad, que actualmente no tiene y no puede tenerla; y en su frustración se ensaña con otro sujeto (perro o gato) que no tiene nada que ver con sus frustraciones.

Otro factor es la psicopatía. Una persona psicópata tiene una afectación mental que la lleva a tener un patrón de violación de los derechos de otros sin ningún remordimiento. Normalmente este tipo de personas que atacan a otras personas, comenzaron atacando a animales.

Una persona que puede llegar a ser capaz de maltratar crudamente a un animal, por lo general proviene de familias donde era común ver escenas de violencia entre sus padres. También es altamente probable que haya sufrido violencia física o psicológica por parte de su madre o padre.

Finalmente, y siguiendo la línea del párrafo anterior, estas personas por lo general han vivido por tiempos prolongados en barrios donde han estado expuestos a eventos violentos, de desprecio o mal trato. Y todo este surtido de cosas malas, le dificultan desarrollar la empatía por los demás, por su entorno y por él o ella misma.

Teniendo en cuenta que no somos un país desarrollado y que la mayoría de las personas no tienen acceso a información de calidad, que viven en barrios peligrosos y carecen de oportunidades para desarrollarse; además, hay que sumarle que mientras no se tome en serio la salud mental de la población, por parte de los mismos ciudadanos haciéndose responsables de sus actos y de las autoridades que les corresponda, los animales seguirán viviendo en un estado grave de vulnerabilidad.

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