Simbología del Pelicano en el Cristianismo

Conocido es el llamado «Pelícano de la Catedral», de nuestra ciudad, el cual es una bella obra de arte hecha en plata de ley, hecha por el artista Marcos del Carpio en 1750. Él era natural de nuestra ciudad y considerado el Maestro Platero más importante del siglo XVIII. Esta escultura labrada tiene a sus pies dos polluelos que esperan ansiosos el alimento que su madre les dará.

Según la mitología, el pelícano devolvía la vida a sus hijos muertos hiriéndose a sí mismo y rociándolos con su sangre. Para el cristianismo, Jesucristo, como el pelícano, abrió su costado para salvarnos alimentándonos con su sangre. Es por eso que el pelicano aparece en el arte cristiano, en tabernáculos, altares, columnas, etc.

Los egipcios decían que este animal simboliza la compasión, pues en los 120 días que dura la incubación, no se aleja del nido más que lo imprescindible. Si no encuentra nada que dar como alimento a sus hijos, se hiere con el pico y con su sangre alimenta a sus polluelos, pues ama tanto a sus crías que no puede aceptar que mueran por falta de alimento. De allí que se tomará el símbolo del sacrificio supremo, cual es que el Hijo de Dios se desangra totalmente en la cruz por amor a sus hijos, los hombres. 

Junto con muchísimas otras aves, el pelícano es visto como inmundo en Lev 11:18. También Jesús fue tenido como inmundo. Los primeros cristianos tomaron al pelícano como símbolo de expiación y redención.

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