Por: Carlos Meneses

De todas maneras, hay que tener el mejor de los propósitos para rescatarla y entregarla a la tierra en que nació y reconocer que todos hemos elevado oraciones y buenos deseos por ella, por su rescate pronto y por la paz que merece tener.

No solo los efectivos de la Fuerza Aérea peruana sino todos los peruanos estamos esperando el rescate de los restos de quien siendo espada de honor de la paz sufrió un accidente que le ha costado zozobra y pena a su familia y a muchos voluntarios entre los cuales destacan efectivos de las compañías de bomberos, de la marina y particulares que están empeñados en ubicarla y poderle dar cristiana sepultura.

Tenemos que precisar que esperábamos una diligencia mayor para encontrarla y devolverla a su familia, pues una vida joven y capaz no puede perderse.

La familia ha señalado que hará todo lo posible para recuperar su cuerpo y anunciaron que recurrirán al recurso de pedir la contribución de la ciudadanía para continuar la búsqueda que solo puede terminar cuando se rescate el cuerpo de Ashley Vargas.

Lo vamos a conseguir con la ayuda de todos y con el favor de Dios para poder brindarle una despedida merecida a quien realizaba su última práctica en un avión de instrucción que debe ser objeto de especiales cuidados para determinar la causa del siniestro.

Una tragedia que duele a todos no solo por la juventud de la víctima sino por los valores que ella evidenció en su carrera como aviadora, también por el entusiasmo en la práctica final que estaba realizando frente a las playas de Pisco.