El Perú es más grande que sus problemas
Por: Carlos Meneses

“Los arequipeños estamos orgullosos de lo ocurrido con el equipo rojinegro, pero estaremos más contentos si esto trae la unidad nacional para conseguir superar la crisis y la desunión que se advierte”.

Anoche, antes de que se moviera la pelota del partido entre Deportivo Cali y el FBC Melgar, el Perú entero no solo estaba pendiente del resultado del match sino también de la grandeza y unidad que todos los peruanos habían vivido, al igual que en el mundial de Rusia por el éxito del equipo representante de los colores nacionales y ahora en la Copa Libertadores.

Esa unión que se pudo apreciar por igual con la casaquilla blanca y roja en el torneo internacional anterior evidencia que los peruanos somos capaces de unirnos en tareas de salvación nacional como la que ahora confrontamos como consecuencia de la pandemia primero y de una crisis económica que nos afecta a todos y en el planeta entero.

Un gran escritor peruano, sostuvo alguna vez que el Perú es más grande que los peores problemas que pueda confrontar y eso no es menos cierto ahora en que las dificultades son tan grandes que se advierten en todas partes y las sufrimos todos.

El corazón y la decisión en el caso de los deportes, solo tiene 3 salidas: o se gana o se empata o se pierde, pero en lo otro el acuerdo solo nos puede conducir a una victoria categórica y definitoria. Eso es lo que se espera después de la nueva demostración que los deportistas peruanos nos han dado en estas dos grandes ocasiones.

Tenemos que demostrar que somos realmente un pueblo capaz de recuperar la senda que teníamos antes del 2016 y reencontrar lo que deseamos para volver a ser un pueblo con esperanzas, con fe en nuestro propio destino, en nuestra fuerza sustentada en el trabajo, en la inteligencia y en la bondad de ser generosos primero que nada y nadie teniendo como misión fundamental atender a los más vulnerables.

Lo deportivo pasará, pero lo otro es un desafío que no debe detenerse y a cuya satisfacción deberemos dedicar todos los esfuerzos, sin pensar en otra causa que sea la más noble y mejor deseada.

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