Las garantías en las obras públicas
Por: Carlos Meneses
“No solo hay que cuidar que las obras estén bien hechas sino con las garantías suficientes”.
El fenómeno de la corrupción en el Perú tiene un complemento que resulta tan dañino como los fenómenos conocidos como comisiones o “coimisiones” que resultan de malos tratos entre el contratante Estado y particulares.
Lamentablemente para los que hacen mal las cosas. Una lluvia pone en evidencia lo que no se ha hecho bien, esto es ajustando el quehacer público a los requerimientos técnicos indispensables.
Salta a la vista cuando después de un aguacero las pistas quedan llenas de huecos, los puentes se caen o se evidencia acciones técnicas insuficientes para garantizar calidad de un buen estudio inicial y severidad en el castigo a quien comete infracciones o fallas de carácter técnico.
Eso es lo que está ocurriendo en Arequipa y es de suponer que en todo el país pasa lo mismo con un uso indebido del dinero público y una manipulación repudiable de parte de funcionarios públicos equivocados.
Estamos viviendo una época en que es posible comprobar que, a pesar de los esfuerzos de la Contraloría referidos al trámite previo al perjuicio de obras, lo que resulta no es de lo mejor.
Afortunadamente y por contraste tenemos testimonios de cosas bien logradas con el dinero estatal. Una experiencia que merece mencionarse fueron los Juegos Panamericanos cuando en un contrato de gobierno a gobierno hicimos inversiones que son para recordar por sus bondades y sus positivos tratos.
Si volvemos los ojos hacia Arequipa, debemos mencionar como buena la obra que Arequipa, como ciudad y la Universidad de San Agustín, como ejecutor hicieron del estadio Monumental y también del puente Chilina y de los pasos a desnivel que se ejecutaron en el gobierno de Juan Manuel Guillén.