Cual ave Fénix
Por: Cecilia Bákula – El Montonero

En la memoria colectiva de Occidente es de gran importancia y sumamente recurrente el mito, la figura y el significado del ave Fénix. Es símbolo del poder y de lo que ahora se denomina comúnmente como la resiliencia, entendida como ese poder de superar circunstancias fatales, dolorosas y adversas. Y eso es aplicable claramente al APRA que, luego de la dolorosa y traumática situación que significó la muerte de su líder contemporáneo, Alan García y por la pérdida de la inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones, parecía que el Partido de Haya de la Torre empezaba a transitar por un camino de no retorno.

Hoy, contra el pronóstico de muchos, que se frotaban las manos con fruición, ese partido popular, con bases en todo el territorio nacional, resurge cual ave Fénix, renovado y fortalecido. El APRA se sabe sumamente necesario en el momento político actual, pues ahora no se requiere de grupúsculos que surgen exclusivamente para participar en un proceso electoral, sin ideario, sin compromiso y sin formación de cuadros comprometidos que, como hemos visto, causan gran desequilibrio en la conducta parlamentaria y mayor confusión entre la ciudadanía. Una ciudadanía ya de por sí bastante desorientada y necesitada de lineamientos ideológicos y de políticas ciertas; de referentes a los que seguir e imitar, de auténticos líderes, de los que realmente carece la alicaída y casi inexistente clase política, tan venida a menos.

Luego de la muerte de Haya de la Torre, el APRA tuvo que afrontar una campaña política sin el líder natural, sin el fundador, sin el padre y parecía imposible llevar a cabo. Y lo traigo a colación, porque en ese proceso en el que se presentó Armando Villanueva como candidato, la canción que se eligió como fondo de campaña tenía estrofas muy significativas: “Alcémonos, sobre nuestro dolor, marchemos juntos hacia el porvenir, pongamos fe y alegre convicción que algo superior ya tiene que venir…”. Y en efecto, a punto de cumplirse los 100 años de este partido, hoy podrían repetirse esas mismas estrofas cuando vemos que renace con fuerza inusitada y se convierte en una esperanza y una posibilidad para el futuro de propios y ajenos.

Así pues, el ave Fénix encuentra su fuerza en sus propias cenizas, y se eleva con la fuerza de sus alas desplegadas renovándose sin perder su esencia y lo hace con un vuelo majestuoso, convirtiéndose en la síntesis de la fortaleza y el deseo de los hombres y las sociedades de pervivir y de recomponerse sin perder identidad, ni sustento, ni esencia. Y así hemos visto en los últimos años como se ha superado, sin olvidar, el dolor de la partida de Alan García y se ha comprendido la responsabilidad histórica de participar seriamente en la política nacional y de jugar un rol sustantivo, precisamente, en los momentos dramáticos en que vive el país.

Es por ello que se comprende que los integrantes de las filas del partido de Haya de la Torre, herederos de una tradición de lucha y de heroísmo político, de compromiso y de resiliencia colectiva, hayan recibido con especial algarabía y felicidad la Resolución emitida por la Dirección Nacional de Registro de Organizaciones Políticas (DNROP) que con fecha 30 de enero de 2023 señala que el Partido Aprista ha cumplido con los requisitos de ley para su inscripción en dicho registro.

Cierto es que se han presentado dos tachas pero a veces esas “opiniones” en contra, han de ser consideradas como un halago y un reconocimiento, viniendo de quienes vienen.

Lo cierto es que el ya casi centenario Partido del Pueblo está de vuelta, está en la cancha, está en el corazón de los peruanos y se sea aprista o no, se sabe que su presencia será un fiel en la balanza política; es una presencia necesaria, es una organización organizada (valga la redundancia) con cuadros y experiencia. No se dice que sean perfectos, se dice que son experimentados en política y que querrán en memoria de sus caídos y de su historia ya centenaria, luchar por lograr sus ideales y aportar a que el nuestro sea un país con justicia social, pan y libertad.

Pretender excluir a un partido como el APRA además de una gran mezquindad y una maniobra de curiosa legalidad, fue un gran error político y quizá estamos en el momento no solo de comprobarlo, sino de empezar a subsanarlo. Como bien ha expresado uno de sus líderes y voceros, el Perú necesita al APRA, con su nivel de Estado, experiencia, cuadros profesionales, líderes sindicales y compañeros comprometidos y formados.

Y, al margen de ello, las naciones modernas, requieren de partidos políticos estables, sólidos que como el partido de la estrella se sustenta en un ideario histórico, conocido y compartido por miles de correligionarios y no de pequeños grupos que atomizan y dividen a un electorado que, como el nuestro es muy poco informado y se mueve más por pequeños ofrecimientos circunstanciales que por convicciones El APRA debe demostrar que su historia basada en un ideario; con una experiencia de gobierno y con la herencia de líderes y mártires, está capacitada para renacer con la fuerza del mítico y siempre vivo ave Fénix, justo en el momento en el que el país necesita, más que nunca, sentir el brío de sus poderosas alas.

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