El turismo en Arequipa

Por: Carlos Meneses

Cuando el Consejo de Ministros se reúna para decidir sobre la solicitud de los alcaldes de Arequipa de una declaración de emergencia para esta parte del país se tiene que ponderar los pros y contras de sus alcances. Estamos seguros que la decisión que se adopte supone no dañar este importante recurso que tiene Arequipa.

Cuando Arequipa fue sacudida por 3 terremotos, el ánimo de toda la ciudadanía fue recuperar la construcción y el gran desarrollo de la ciudad. El turismo fue una veta que se explotó con sabiduría y sagacidad.

La bondad de mujeres y hombres fue notoriamente significativa, a la par que el parque industrial y el artesanal de Miraflores se hicieron trabajos urbanos y de mejoramiento de los monumentos que después serían parte del patrimonio histórico del mundo, favoreciendo el desarrollo de campañas de promoción que contaron con el concurso de la apertura al público del Monasterio de Santa Catalina, del Cañón del Colca y del hallazgo de la Momia Juanita.

Arequipa es la tercera ciudad del Perú, después de Lima y Cusco, que atrae el interés de los turistas extranjeros y de aquellos que se fueron. Por eso es de entenderse la preocupación de que la ola delincuencial que afecta a muchos lugares de la República, signifique un paso atrás en el ofrecimiento que puede hacerse a los visitantes con respecto a las bondades de nuestra tierra.

Debe tenerse en cuenta tal como lo sugiere la Cámara de Comercio e Industria que al decretarse una emergencia para enfrentar a la delincuencia no se extremen medidas que desalienten el arribo de turistas.

En general los estados de emergencia provocan disminución en el turismo receptivo y en el del propio país y no es eso lo deseable para Arequipa, menos aun cuando entre los atractivos que ofrece nuestra tierra está la artesanía que sirve como sustento a la vida de los emprendedores y de los microempresarios.          

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