El Perú clama por Mujeres íntegras y conocedoras al servicio del país

Por Alicia Barco Andrade – Comunicadora, periodista, empresaria y política.

El Perú ha experimentado una serie de crisis políticas y sociales en los últimos años, lo que ha puesto en evidencia la necesidad de un liderazgo renovado y capaz de afrontar los desafíos del siglo XXI. En este contexto, la idea de tener una mujer presidenta ha cobrado una relevancia cada vez mayor. Sin embargo, más allá de la simple representación de género, es fundamental que esta figura cuente con una sólida formación, una probada integridad y una visión clara de país. No necesitamos más presidentas mujeres que han faltado a la verdad. Para entrar en política hay que tener integridad.

Las mujeres aportan una perspectiva diferente a la hora de abordar los problemas públicos, lo que puede enriquecer el debate y conducir a soluciones más innovadoras. Estudios han demostrado que las mujeres líderes suelen priorizar temas como la educación, la salud y la igualdad de género. Una mujer presidenta puede servir como modelo a seguir para las niñas y jóvenes peruanas, inspirándolas a alcanzar sus metas y a participar activamente en la vida política.

Sin embargo, la corrupción y la falta de transparencia han erosionado la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Una presidenta con una trayectoria intachable puede ayudar a restaurar esta confianza. La integridad política es fundamental para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad del país.

Un liderazgo íntegro sienta las bases para una cultura política más sana y transparente.

En este contexto, la figura de las mujeres ha cobrado una relevancia inusitada. Sin embargo, no se trata solo de una cuestión de género, sino de la necesidad de contar con líderes que posean integridad, conocimiento y una visión clara del futuro del país. Las mujeres aportan una perspectiva diferente y complementaria a la hora de abordar los problemas públicos, lo que puede enriquecer el debate y conducir a soluciones más innovadoras y equitativas. La presencia de mujeres en posiciones de liderazgo inspira a las nuevas generaciones, demostrando que las mujeres pueden alcanzar cualquier objetivo que se propongan.

Integridad: El Pilar Fundamental del Liderazgo

La integridad es un valor indispensable para cualquier líder, pero cobra especial relevancia en un contexto marcado por la corrupción y la desconfianza. Una líder política íntegra es aquella que toma decisiones basadas en el interés público y rinde cuentas de sus acciones.

No tolera la corrupción ni la mentira. Sus acciones se alinean con sus discursos y valores. Una líder íntegra genera confianza en la ciudadanía y contribuye a fortalecer las instituciones democráticas.

Si bien el mundo actual es cada vez más complejo y desafiante. Para liderar un país en este contexto, se requiere de una sólida formación y un profundo conocimiento de las diversas áreas que conforman la sociedad. Se necesita ver el todo y entender las partes. Tener un conocimiento profundo de la realidad nacional y sus desafíos. Ser capaz de formular políticas públicas a largo plazo y de adaptarse a los cambios del entorno. Tener la capacidad de analizar la información disponible y tomar decisiones basadas en evidencia.

Para fomentar el liderazgo femenino en el Perú, se necesita combatir los estereotipos y brindar a las mujeres las mismas oportunidades que a los hombres.

Las mujeres necesitan de crear espacios donde puedan desarrollar sus habilidades de liderazgo y establecer contactos. Tener una red de apoyo de hombres de confianza. Fomentar una cultura de igualdad en derechos, desde la infancia.

La participación de las mujeres en la política no es solo una cuestión de representación, sino una necesidad imperiosa para garantizar el desarrollo sostenible del país. Al empoderar a las mujeres y brindarles las herramientas necesarias para liderar, estamos invirtiendo en el futuro de nuestra nación.

En mi caso, vengo de una familia con cuatro hijos mayores hombres, donde fui yo la única mujer. Mi padre supo darme ejemplo de liderazgo a lo largo de mi niñez y adolescencia por diferentes motivos. Mi madre abocada al hogar. Nada fue fácil para mí cuando perdí a mi padre tras su fallecimiento a los quince años. Gracias a la formación de una Universidad basada en valores, como la equidad, la justicia, la verdad y la libertad responsable, supo sembrar en mí semillas esenciales de las aspiraciones profundas que uno puede tener cuando es joven pues hay que encontrarle sentido a la vida. Las universidades y las políticas públicas o leyes, a favor del desarrollo del liderazgo femenino en complemento con el masculino es una sana visión de equilibrio que debemos enseñar desde los partidos políticos. No solo desde casa, sino desde los colegios, las universidades, las empresas y en la sociedad en general. Sobre todo, el respeto.

Ninguna mujer, sean las condiciones que sean, debe negociar su valor. Ni caer en relaciones de dominio. Tampoco el hombre puede dominar solo el mundo, necesita de una visión amplia. Ambos, conquistar el mundo y dominarlo, desde su naturaleza individual y complementaria. En libertad, y respeto. Eso es.   

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