Los extremos se juntan

Por: Carlos Meneses

Que esto lo diga Antauro Humala se puede permitir porque quien habla es un demente, pero que lo repita el alcalde de Lima es una barbaridad.

En el país se sigue hablando del establecimiento ampliado de la pena de muerte que ahora solo se aplica a los traidores a la patria. La iniciativa partió del Ejecutivo, pero ahora se ha extendido al alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, que cree conveniente sancionar de esta manera a violadores de niños que maten a sus víctimas.

Sabido es, en el mundo, que todo organismo que defienda los derechos humanos condene la pena de muerte y que esta solo se utilice en países con dictadores o naciones donde impere la violencia, pero el alcalde de Lima cree que es prudente seguir la propuesta que en algún momento aplicó Antauro Humala cuando mató 5 policías en Huancavelica.

Antauro dijo que debería aplicarse la pena de muerte a expresidentes peruanos corruptos incluso mencionó a su propio hermano entre quienes podrían ser sancionados con este brutal castigo.

Rafael lo ha repetido para que los corruptos tengan sanciones semejantes y en tal caso los trámites que el Gobierno piensa seguir para conseguir que esta condena se efectivice parece tener simpatía.

La cadena perpetua existe en el Perú y quienes vayan a la cárcel por crímenes terribles tendrán que permanecer en penales hasta el final de sus días, pero matar es otra cosa y aunque en algunos países se aplica la pena de muerte en todos ellos hay resistencia a hacerlo no solo por parecer mayoritario sino por ser un recurso que nadie cree que es solución a lo que se quiere evitar.

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