Energías renovables y gas natural en el sur: un futuro prometedor y una promesa pendiente

Por: Daniela Santander – Analista Senior de economía y energía
VIDENZA INFORMA
¿Cómo es posible que una región con más de 320 días de sol al año y un potencial eólico considerable aún no lidere la transición energética del Perú? Arequipa tiene las condiciones para convertirse en un referente en energías renovables, y la masificación del gas natural —una promesa pendiente desde hace años— podría ser el impulso que marque la diferencia. El reto no es elegir entre renovables y gas, sino entender cómo estos recursos pueden complementarse para transformar la matriz energética y la economía regional. La cuestión es si Arequipa está lista para aprovechar esta oportunidad o la dejará pasar.
Arequipa cuenta con condiciones excepcionales para energías renovables, con una capacidad solar de 1,000 a 1,500 watts por kilómetro cuadrado y un factor de planta del 30%, ubicándola entre las regiones con mayor potencial mundial. Este potencial ya se materializa en proyectos como la Planta Solar Matarani (97 MW), el proyecto Majes (130 MW), la futura planta de Acciona en La Joya (225 MW) y el proyecto Sunny III de Inkia Energy (356.4 MW).
La reducción global de costos —83% menos en solar y 63% menos en eólica desde 2009— muestra que las condiciones se están dando para consolidar inversiones en estas tecnologías. Aprovechando este contexto, Arequipa podría convertirse en un referente en energías renovables en el país.
Por otro lado, la masificación del gas natural, para su uso doméstico, vehicular e industrial sigue siendo una promesa pendiente para el sur país. Entonces, el desafío ahora es acelerar este proceso para que la población se beneficie directamente de este recurso; sino para que el gas acompañe y respalde el crecimiento de las energías renovables.
El gas no compite con las renovables; es un aliado estratégico que garantiza la seguridad del suministro ante la intermitencia solar y eólica. No obstante, la infraestructura de gasoductos y redes de distribución sigue siendo limitada, y su expansión es clave para una transición energética ordenada y complementaria. Un avance clave en este sentido es la inversión en el gasoducto en el sur que pretende mejorar la eficiencia de centrales térmicas en Mollendo e Ilo.
Este avance no solo fortalecería el sector energético, sino también el desarrollo industrial de la región. Continuar con la masificación del gas impulsaría proyectos estratégicos como la planta petroquímica promovida por el Gobierno Regional de Arequipa en coordinación con el Minem, consolidando a la región como un nodo energético y económico clave en el sur del país.
Si Arequipa integra de manera eficiente su potencial renovable con la llegada del gas natural, tiene la oportunidad de convertirse en un modelo de transición energética para el resto del país. La cuestión es si Arequipa aprovechará esta oportunidad única o la dejará pasar.