ESPECIALES DE AREQUIPA: El peor terremoto de Arequipa

Estimaron que la ciudad había desaparecido del planeta Tierra porque el sismo fue de 9 grados.

Por Carlos Meneses Cornejo

Unos meses después de la Semana Santa del año 1868 no había ningún toque de campanas en templo alguno de Arequipa, pues todas las torres que tuvieran alguna habían caído como consecuencia de un terremoto que sacudió esta ciudad y que alcanzó a tener como origen un movimiento sísmico y maremoto en Arica alcanzando un nivel comparable a 9 grados de intensidad. Eran cerca de las 17 horas cuando empezó el temblor que sacudía la tierra que provocó pánico general y que fue útil para que los periodistas del diario La Bolsa estimaran que Arequipa había desaparecido del planeta Tierra.

Era el día en que la Iglesia menciona como santo de la fecha a san Hipólito y se calcula que tuvo cuatrocientas réplicas, en ese entonces la ciudad tenía entre 30 a 40 mil habitantes y sus casas estaban construidas de cal y canto (adobe) y numerosos templos que se vinieron a tierra.

En esas condiciones y a solo siete meses del terremoto principal sorprende la Semana Santa fueron decenas de casas caídas y el Lunes Santo, el Cristo de la Caridad que ya salía de la procesión de Santa Marta no pudo sino recorrer hasta la calle de Santa Teresa a dos cuadras de la iglesia de indios porque la vía estaba bloqueada con escombros no recogidos.

La procesión del Santo Sepulcro, que como ahora salió del templo de Santo Domingo, solo pudo llegar hasta la Plaza de Armas en la esquina del templo de La Compañía donde por una réplica cayó un lienzo que estaba en la pared.

El tradicional recorrido de las estaciones de ese año solo alcanzó a tener altares portátiles, según narra el autor de Texao, Juan Guillermo Carpio Muñoz, recogiendo versión del padre Barriga, quien dijo que los fieles se evitaron las molestias de andar sobre escombros o de correr el riesgo de que se desplomaran los inmuebles que quedaron en pie luego del terremoto.

El sermón de las tres horas solo se celebró en la iglesia de Santo Domingo y contó con muy pocos fieles que constantemente abandonaban el templo para refugiarse ante una nueva réplica. Eran los primeros años de vida de una ciudad fundada en 1540 y que ya había conocido los terrores que dejó la explosión del volcán Huaynaputina que durante 8 años había castigado a Arequipa.

También estaban en tales tiempos líderes militares de Perú, Bolivia y Chile que peleaban por el mando supremo de la Nación. Ramón Castilla, presidente provisorio de la República y general en jefe de sus ejércitos, decretaría el 12 de marzo de 1858 un castigo para Arequipa en vista de que la capital del departamento había dado repetidas y muy nocivas pruebas de abusar de su poder, por lo cual la capital del departamento formará un sola provincia con el nombre de provincia de Arequipa, abolió la Corte Superior de Justicia y al puerto de Islay se anexaron el Valle de Tambo, la provincia del Cercado de Arequipa y la de Camaná así como Quilca y la tesorería de Estado se trasladó a Islay.

En tal tiempo se intentó crear la Confederación Perú-Boliviana bajo el mando del general Santa Cruz, se fusiló en la plaza central de Arequipa al general Salaverry y solo cuando el suelo calmó su furia, el sol volvió a nacer y el poeta Belisario Calle declaró que, a pesar de todo, los arequipeños que reconstruían lentamente su ciudad la adoraban.

                   

Entre los más devastadores terremotos sufridos por Arequipa, luego de su fundación, figuran los del 22 de enero de 1582, del 19 de febrero de 1600, del 24 de noviembre de 1604, del 27 de octubre de 1687, del 13 de mayo de 1784 y de agosto de 1868. Cada vez que hubo terremotos cayeron casas, iglesias y se interrumpieron carreteras, los arequipeños se han encargado de reconstruir su ciudad. El último de ellos fue en el año 2001 cuando cayó la torre de la Catedral de Arequipa que da a la calle de San Agustín y es recuperada en casi tres meses.

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