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ESPECIALES DE AREQUIPA
LOS AREQUIPEÑOS QUE YO CONOCÍ
Arequipa ha sido siempre una ciudad agradecida
Da igual trato a santos, vírgenes y también a los emprendedores.
Por Carlos Meneses Cornejo
Hizo bien Fernando Chávez Belaúnde, quinto y último presidente de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa, cuando, terminado el que fue el parque industrial de esta ciudad, realizó gestiones para que el monumento funerario que en su tumba tenía el industrial español Miguel Forga Barnach fuera trasladado del cementerio general de La Apacheta al terminal industrial como testimonio de gratitud a él y a una familia de promotores que se establecieron en Arequipa.
Los Forga tuvieron tres alcaldes en la historia de Arequipa, Miguel padre y dos hijos, todos ellos dejaron huella, sobre todo el segundo: José Miguel Forga Selinger y después el que fue conocido como alcalde de todos los tiempos, constructor de la Av. La Marina y defensor de las riquezas arqueológicas y coloniales de Arequipa.
José Miguel trajo de Japón veinte familias que, con el apoyo de energía eléctrica, que no había ni siquiera en la Plaza de Armas, construyeron una fábrica de tejidos en El Huayco y tuvo como colaborador eficaz a quien después sería presidente del Perú, José Luis Bustamante y Rivero.
Además, iluminó, en el centenario de la batalla de Ayacucho y con 12 mil focos, el frontis de la Catedral, la Av. Ejército, el castillo de Mollendo y en forma personal donó a la ciudad una fuente de mármol de Carrara que fue instalada en la plaza Santa Marta y que desde entonces se llamó plaza España, en la Av. Parra construyó para ellos en sillar rosado una vivienda que hasta ahora existe.
Lamentablemente, el proyecto de José Miguel Forga se frustró por problemas económicos derivados de la Primera Guerra Mundial que no permitió a Arequipa disfrutar de los esfuerzos de José Miguel.
Uno de los hijos de Miguel Forga, Eduardo Francisco, volvió de Europa convertido en propagandista de la fe bautista, instaló un templo en esta ciudad defendiendo la libertad de cultos y dando origen al colegio Internacional.
Un hermano suyo, René Forga San Martí, fue el tercer Forga alcalde que en la reforma agraria compró y trajo a Arequipa desarmado el altar mayor que actualmente tiene la iglesia de La Merced, para colocarlo hubo que rebajar el piso de la iglesia para salvar dicha riqueza antigua.
Hoy la familia está casi desaparecida, pero los Forga tienen en el parque industrial un testimonio de gratitud de Arequipa para con los creadores de su desarrollo industrial.
La familia aceptó el pedido de la Junta de Rehabilitación y el monumento permanece hasta ahora en el parque industrial como un homenaje a los emprendedores que en menos de dos años se instalaron en él y dieron empleo a miles de trabajadores.
Ahora es necesario mencionar cómo agradeció Arequipa el favor de las vírgenes que desde el cielo ayudaron a detener pestes y dar lluvia en épocas de sequía como ocurrió con la epidemia del “vómito negro” con la Virgen de la Candelaria de Cayma y después con la construcción de la primera iglesia para la Virgen de Chapi, así como la carretera que se hizo hasta el santuario; en las dos se vio la mano de Gerardo Cornejo Iriarte, ingeniero proyectista de La Recoleta.
También Arequipa agradeció los afanes de Pedro Pablo Díaz, promotor de las fábricas Las Américas, que, cuando es desalojado del municipio, fue llevado en hombros hasta la comuna y repuesto en cargo.
Los hermanos Manuel y Octavio Muñoz Najar conocieron de la gratitud de los arequipeños, ellos fueron alcaldes elegidos por mayorías populares y promovieron el desarrollo de haciendas en Puno y Arequipa.
Las actitudes de Arequipa han sido siempre generosas y los extranjeros que aquí llegaron supieron siempre de un pueblo que abrió brazos para recibir a todos los que vinieron a apoyar su desarrollo y les reconoció el mérito de contribuir al crecimiento de este pueblo.
(FOTO 1) Monumento al industrial español Miguel Forga Barnach. (FOTO: JORGE ESQUIVEL)



