La invitación peruana

El protocolo impidió al papa una referencia necesaria sobre el caso peruano y lo único que dijo era que le interesaba convertir a una iglesia del norte peruano como monumento eucarístico, pues en el año 1600 apareció en una hostia la imagen del Niño Jesús hecho que consideró milagroso.
Dina Boluarte confirmó haber invitado al papa León XIV a visitar el Perú en uno de sus primeros viajes al exterior; el pontífice le dijo que primero irá a Turquía, país en el que gestionará el término de la violencia israelita contra los sobrevivientes de Gaza. El papa le dijo que hubiera querido venir inmediatamente a Perú, pero que los asuntos de conseguir la paz en la zona de Gaza tienen su preferencia y es de su interés el atender este asunto con carácter de prioridad.
“No voy a olvidar de ir a Perú”, dijo y en eso fue distinto del papa Francisco quien no pudo ir a su país natal Argentina por dar preferencia a otros lugares del mundo. “Lo haré en su momento y de todas maneras iré a Chiclayo, Piura y Tumbes”, añadió el papa a la mandataria. Mientras que el canciller peruano le urgió a una visita pronta a Lima y al norte del Perú por la condición de nacionalizado que tiene el papa.
El diálogo entre ambos duró corto tiempo, para unos se produjo de casualidad cuando ambos se encontraron en la sacristía antes de que el papa saliera a celebrar la misa de entronización. Según otros, el canciller peruano forzó la entrevista para conseguir que en esta oportunidad hubiera el diálogo deseado.
Se advirtió que una delegación de peruanos con bandera nacional estuvo confundida entre los 250 mil espectadores en la plaza de San Pedro donde se reunieron para asistir a la entronización del santo padre quien en esa oportunidad no habló en castellano ni hizo referencia alguna a su patria adoptiva.