De menos a más
Por: Juan Sheput – El Montonero

La crisis institucional que atravesamos ha sido gravitante para el ambiente sombrío que tenemos en el país. Cuando ya los escándalos se convertían en parte de lo cotidiano y la desesperanza se enseñoreaba sin visos de solución, dos hechos contundentes nos permiten revivir la esperanza en la reconstrucción de las instituciones en nuestro país.

¿A qué hechos me refiero? Pues en primer lugar al archivamiento del proyecto de ley para facultar al Gobierno a convocar a un referéndum para preguntar si se quiere o no una Asamblea Constituyente; y segundo, la contundente elección de seis miembros del Tribunal Constitucional.

Para que estos hechos hayan acontecido indiscutiblemente ha habido un objetivo. Para que se concrete el objetivo se ha requerido de un acuerdo político. Para que se materialice el acuerdo político se requiere de operadores, de políticos que convenzan, que se dediquen a tejer las alianzas requeridas. Y para que todo ello converja se ha necesitado de un liderazgo manifestado en una o varias posibilidades.

Ello obviamente recupera nuestra confianza en que el Congreso puede tener un rol gravitante. Nuestro parlamento no solo es la entidad política por excelencia, sino que es el celoso guardián del orden político. Y tiene tanto poder que puede despojar del poder al propio presidente de la República y ser, a partir de sus acciones de fiscalización, el elemento clave para la separación de poderes.

Luego de un inicio incierto, el Congreso empieza a desenvolverse a la altura de las exigencias que el país le plantea. Sus instrumentos son, fundamentalmente, la iniciativa legislativa y el control político. Ambas, en conjunto, son un poderoso cóctel sobre el cual no solo se construye gobernabilidad, sino que se puede acabar con una situación de crisis como la actual.

Esperemos que los viejos enemigos de todo político (la soberbia y el afán de figurar, según Max Weber) no contaminen el tempo que vive el parlamento, en el cual la voluntad política ha permitido que surjan acuerdos que, manifestados en votos, han servido al país.

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