Perú a la deriva
Por: Giancarlo Peralta – El Montonero

La victoria del Rechazo a la Constitución comunista en Chile ha golpeado duramente las pretensiones de imponer una Carta Magna similar en el Perú. Los actos de corrupción en los que estaría envuelta la administración de Pedro Castillo son cada vez más evidentes tanto para la percepción de la opinión pública como también –y principalmente– para la Fiscalía de la Nación.

Las evidencias en contra de la administración del gobierno de las izquierdas son tan avasalladoras que la Fiscalía cuenta con suficientes elementos de convicción como para calificar que el perulibrismo fue un invento más para capturar el poder y desde allí apropiarse de los recursos del Estado.

¿Cuál es el vínculo entre los gobiernos de Boric y de Castillo? Que ambos se propusieron cambiar las reglas de juego democrático para imponer constituciones a su medida, corporativistas, en las que a grupos “representativos de la sociedad”, reconocidos por el poder de turno, se les asignaría una cuota de representación más allá del democrático “un ciudadano un voto”.

La mafia comunista internacional es consciente de que no puede exhibir resultados positivos allí donde capturó el poder. La antigua Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS) desapareció por el fracaso económico y la corrupción que anidó en su interior, donde el derecho a la participación política dependía exclusivamente de la afiliación y sumisión ante los jerarcas del partido único, esos que decían de sí mismos que representaban al pueblo.

El comunismo, desde su aparición documentaria con el Manifiesto redactado por Carlos Marx y Federico Engels (1848), ha sido comunicado con una buena estrategia de marketing social, logrando su posicionamiento –principalmente– en las mentes de la juventud, asociándose a los valores de justicia, equidad, igualdad y eliminación de las clases sociales. Son discursos que suenan altruistas y que han movilizado en todo el mundo a millones de personas pero que cuando sus líderes asumen el poder se convierten en tiranías ineficientes y corruptas. De más está comentar los casos de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Venezuela, Chile y Perú.

Chile ha reaccionado porque en menos de seis meses del gobierno izquierdista presidido por Gabriel Boric, ha podido aquilatar lo bien que estaban cuando las huestes comunistas le hablaban al oído para manifestarle que todo estaba tan mal. El pueblo chileno sabe ahora que fue presa del engaño y padece el desgobierno. La solidez de su sistema democrático les ha hecho saborear el trago amargo del comunismo para que lo rechacen. Y esperemos que no vuelva a confiar nuevamente en cantos de sirena, porque una vez que inoculan el virus del comunismo en las mentes de las personas es muy difícil hacerles discernir.

Por otro lado, desde la otra orilla del espectro político es bueno reconocer que se abandonaron las “armas” de la reflexión, de la persuasión, del pensamiento crítico, que es fomentado por medio del debate político y económico para que la opinión pública pueda tomar una decisión más ilustrada. Por eso es importante contar con organizaciones políticas sólidas y estables, que generen espacios de diálogo constructivo en favor del bienestar de la ciudadanía.

Volviendo al escenario nacional, será conveniente que la oposición a la corrupción y a la ineficacia de las izquierdas en el gobierno cuente con amplio respaldo ciudadano para expresar una sanción indubitable a la organización criminal que participa con más de un candidato, tantos como “niños” en el Congreso. La oposición democrática tiene que estar alerta y presente en cada mesa de sufragio, porque los comunistas siguen a pies juntillas el refrán del tristemente célebre dictador ruso, Joseph Stalin: “Lo importante no es quién vota, sino quien cuenta los votos”.

Las elecciones de octubre serán el escenario para volver a encauzar al país y derrotar –ojalá para siempre– al corrupto e ineficaz comunismo.

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