Garrido Lecca y su diagnóstico

del Perú: “Decidofobia, pobreza

 extrema y crimen internacional”

Exministro y precandidato presidencial del APRA, Hernán Garrido Lecca.

En un contexto de marcada inestabilidad política y social en el Perú, agravado por la reciente formación de un nuevo gabinete ministerial, el exministro y precandidato presidencial del Partido Aprista Peruano (APRA), Hernán Garrido Lecca, compartió sus propuestas y diagnósticos para abordar los principales desafíos del país: seguridad, economía y salud.

Garrido Lecca, quien cuenta con la singularidad de haber sido ministro en dos carteras clave (Vivienda y Salud), presentó un conjunto de medidas audaces —y en algunos casos controversiales— que buscan una “reinvención del Estado”.

Por Rocío Velazco C.

El exministro comenzó su intervención destacando la actual inestabilidad política. Señaló que la situación se ha deteriorado por la «testarudez del gobierno», que no respetó su coalición, lo que condujo a la inminente censura de un ministro que, en lugar de renunciar dignamente, esperó hasta el último momento. Con la llegada del nuevo primer ministro, Eduardo Arana, y a solo doce meses de las próximas elecciones (abril del próximo año, con segunda vuelta en junio), Garrido Lecca ve poco probable que el Ejecutivo logre convocar figuras competentes para conformar un gabinete sólido. Sugirió que un «gabinete parlamentario» podría ser la única opción viable, aunque limitado por la calidad de los actuales congresistas.

Criticó especialmente la salida del ministro de Salud, calificándola como una decisión «que no resiste ningún análisis», así como el nombramiento de una persona cuestionada en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Hizo un llamado a la reflexión política.

Más allá de los cambios ministeriales, Garrido Lecca identificó un problema más profundo a nivel estatal: la «decidofobia», una nueva forma de corrupción que calificó de “cáncer”. Explicó que los funcionarios públicos tienen miedo de tomar decisiones, comparándolo con un bombero que teme al fuego, lo que pone vidas en riesgo. Según su perspectiva, aceptar un cargo ministerial solo para cobrar un sueldo sin tomar decisiones es una forma de robar al país.

GUERRA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO TRANSNACIONAL

Uno de los temas más urgentes, que no puede esperar, es la seguridad ciudadana. Ante los recientes cambios en el gabinete, consideró fundamental elegir adecuadamente al nuevo titular del Ministerio del Interior, una cartera con alta rotación y pocos resultados.

Con formación militar como oficial de alto rango en la reserva, Garrido Lecca sostiene que el crimen organizado debe enfrentarse con una estrategia de carácter militar. «Esto es una guerra», afirmó.

El primer paso es entender al enemigo: se trata de organizaciones transnacionales con patrones internacionales. Citó la operación del «Comando de la Frontera», grupo disidente de las FARC, dedicado al narcotráfico y lavado de dinero mediante el oro ilegal extraído en el Putumayo, con rutas hacia Manabí, Ecuador. También mencionó a los cuatro cárteles mexicanos, el Tren de Aragua, el grupo Gotagota colombiano y el Comando Vermelho de Brasil.

Como ejemplo de la falta de respuesta conjunta, citó el caso del sospechoso de la masacre de 13 trabajadores en Pataz, quien escapó a Colombia.

Su primera propuesta concreta es que los países afectados compartan inteligencia y formen eventualmente una “fuerza de élite combinada”, capaz de intervenir en aguas internacionales o cruzar fronteras para neutralizar a estos grupos.

También planteó que las Fuerzas Armadas asuman el control de las fronteras, liberando a la Policía Nacional para tareas de seguridad interna. Sugirió la creación de centros de detención en frontera para retener a inmigrantes ilegales mientras se determina su ingreso, denunciando el ingreso masivo de delincuentes, presuntamente «exportados» por el régimen de Nicolás Maduro.

A nivel interno, propuso recrear un grupo tipo GEIN (Grupo Especial de Inteligencia), destacando su efectividad en la captura de Abimael Guzmán. También propone fortalecer la contrainteligencia en la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial.

Un componente esencial, según Garrido Lecca, es concentrar recursos humanos, tecnológicos y logísticos en los puntos más vulnerables. Esto se conecta con su visión de “reinvención del Estado”, que busca generar ahorros. Por ejemplo, criticó el uso actual del estacionamiento de Petroperú en San Isidro, sugiriendo que se construya allí un edificio para varios ministerios.

Propuso también un Fondo Nacional de Seguridad Ciudadana. Asegura que, si es elegido, todo ahorro estatal generado será destinado a este fondo para modernizar la lucha contra el crimen. Presentó al criminólogo Sebastián Flores, experto en perfilación criminal y neurociencias, como parte de su equipo.

Sobre el sistema penitenciario, advirtió que el último censo de 2016 registró 70 000 internos, cifra que hoy ha aumentado a 90 000, y se requerirá capacidad para 125 000. Propone que todas las nuevas cárceles se construyan por encima de los 3 600 metros de altitud, incluso trasladando las existentes. Según él, los delincuentes deben vivir donde viven los más pobres, a quienes afectan. En estas prisiones, los internos deberán trabajar para alimentarse, cultivando productos locales o criando animales, como los habitantes de esas zonas.

ECONOMÍA: CONTRA LA POBREZA EXTREMA Y OLIGOPOLIOS

Respecto a la economía, y en particular al incremento de la pobreza en Arequipa, Garrido Lecca hizo una distinción clave: la pobreza y la pobreza extrema no son lo mismo. «La pobreza la resuelve el mercado con un buen gobierno; la pobreza extrema, la resuelve el Estado», afirmó.

Para él, el principal problema del Perú es la pobreza extrema. Explicó que regiones como Arequipa, Huancavelica, Puno y Apurímac tienen población altamente dispersa: 85 000 centros poblados con menos de 150 habitantes. Proveer servicios básicos a estos lugares es entre 4 y 10 veces más caro que en centros urbanos más grandes, lo que hace que el Estado, tal como está diseñado, no pueda resolver la pobreza extrema, incluso en períodos de crecimiento económico.

Criticó a la derecha por promover una «economía de empresa» basada en monopolios y oligopolios, en lugar de una verdadera «economía de mercado». A esto lo denominó «tiranía económica», donde unos pocos empresarios definen precios y condiciones. Aseguró que el APRA luchará contra estas distorsiones del mercado.

Reiteró la necesidad de crecimiento con “prosperidad compartida”, como en el segundo gobierno aprista. Para él, “salvo el crecimiento, todo es ilusión”, en contraste con la izquierda que, según sostiene, cree que “salvo el poder, todo es ilusión”.

SALUD: GESTIÓN, NO SOLO MÉDICOS

Sobre el sector salud, Garrido Lecca fue categórico: el problema no es la falta de recursos, sino de gestión. Afirmó que el gasto per cápita en salud es comparable al de países con servicios eficientes, como Malasia.

Criticó que los médicos, aunque excelentes clínicamente, suelen ser malos gestores. «¿Usted se dejaría operar por mí?», preguntó retóricamente, para ilustrar que ser buen médico no implica ser buen administrador. Recordó sus visitas a zonas remotas del país, donde encontró directores de postas sin nociones de gestión de personal ni de costos. Solo el 34 % de los 8 000 establecimientos de salud cuentan con un médico.

Reivindicó el rol de las otras 11 profesiones en salud y defendió su decisión de nombrar a una enfermera con MBA como directora de un establecimiento, considerando que estaba mejor preparada que muchos médicos. Dijo que por eso las enfermeras lo estiman, y él a ellas.

Fue particularmente duro con el actual ministro de Salud, a quien calificó como la “primera enfermedad” del sector. Lo acusó de haber destruido dos pilares: la meritocracia y el sistema de compra de medicamentos.

Según Garrido Lecca, se eliminó el examen nacional SERUMS para favorecer a alumnos de ciertas universidades. En contraste, el APRA defiende una meritocracia rigurosa en salud y educación. Para él, los mejores deben dirigir los establecimientos, sin importar su carrera profesional, siempre que tengan las competencias necesarias.

En cuanto a las compras, señaló que el 70 % del gasto en salud de las familias es en medicamentos. Criticó la falta de compras centralizadas por parte del Estado, que permitirían obtener precios más bajos. Recordó que, como ministro, logró ahorrar 130 millones de soles en una licitación mediante una subasta inversa.

Denunció que hoy se ha destruido ese sistema, con seis cambios en la jefatura de CENALES en un solo año. Esto impide una buena planificación y genera desabastecimientos, además de abrir la puerta a compras directas con sobreprecios. Citó una tentativa de compra en EsSalud con un sobrecosto de 44 millones, que fue detenida gracias a una denuncia periodística. También mencionó compras a precios inflados en regiones, lo que calificó como una simulación de ejecución presupuestal y direccionamiento de contratos.

GOBERNABILIDAD: COALICIÓN Y RESPONSABILIDAD

Sobre el escenario político, consideró que la única forma de que el gobierno de Dina Boluarte mantenga la gobernabilidad es sostener su coalición con el Congreso (incluyendo a César Acuña, José Luna y Fuerza Popular). Sin embargo, los criticó por no asumir públicamente su corresponsabilidad en el gobierno y por no designar a personas idóneas en los cargos.

Arremetió también contra lo que llamó los “caviares”, a quienes definió como “comunistas a tiempo parcial”. Según él, estos buscan vacar a la presidenta para tomar el poder mediante el caos, al no haberlo logrado ni por las armas ni por las urnas. Citó los casos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti como ejemplos de este tipo de acceso indirecto al poder.

RESALTAR

VISIÓN

APRISTA

A lo largo de su exposición, Hernán Garrido Lecca delineó una visión que busca atacar los problemas estructurales del Perú desde un enfoque que, según él, solo el APRA puede ofrecer: “El APRA puede porque el APRA sabe”. Su estrategia propone una guerra frontal contra el crimen organizado transnacional, una lucha decidida contra la pobreza extrema, y una reforma profunda del sistema de salud basada en la meritocracia y la eficiencia.

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