AL OTRO LADO DEL SILENCIO, LA EXPOSICIÓN

Por Julio Lopera Quintanilla. (*)
En este mes de mayo, se presenta en nuestra ciudad Al Otro lado del Silencio, una exposición pictórica señalada por texturas diluidas y formas suspendidas; una propuesta que interpela al público con un grito visual de fuerte carga emocional. El tema, la violencia contra el cuerpo de la mujer, una realidad omnipresente relegada del discurso social que está presente no solo en el espacio privado sino también en el espacio público, la sociedad civil (la familia, las instituciones, el barrio, la escuela, el centro de trabajo) una propuesta, que nos invita a reflexionar sobre como la humanidad ha progresado en ciencia y tecnología, pero no lo ha hecho, o, ha hecho muy poco por mejorar el sistema de justicia y la calidad humana.



En estos días, tuve la oportunidad de coincidir con Ruth Ingaluque, joven y talentosa artista plástica, quien nos presenta un mensaje estético cuyo plano semiótico y semiológico nos confronta con el sufrimiento de la mujer en la sociedad peruana del siglo XXI.
Ruth Ingaluque es integrante del grupo IWC Titicaca Perú. Ha tenido participación en diversas exposiciones individuales y colectivas a nivel local, regional, nacional e internacional: Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Reino Unido e Italia. Muchas de sus obras se conservan en colecciones privadas en el extranjero.



Ruth exhibe diversos premios y reconocimientos. Entre estos se menciona el Grado de Kuntur Mallku que le confirió el Gobierno Regional de Puno en el 2020 y la Medalla de la Ciudad que le otorgó la Municipalidad de Huancané en el 2021. Va la entrevista
¿Cómo nació en ti la vocación por el arte?
Creo que el arte, siempre ha sido una parte esencial de mí. Desde muy pequeña sentí la necesidad de crear, para mí, el acto de jugar ya implicaba inventar, construir, imaginar. Con respecto a la pintura, comencé a interesarme por la pintura cuando empecé a estudiar arquitectura. Pero, fue en la escuela de arte, donde empecé a apreciar el arte de forma más analítica y sensible.
¿Qué artistas han influido en ti?
He sido influenciada por muchos artistas de distintas disciplinas, sin embargo, más allá de los referentes artísticos, diría que la realidad misma es mi mayor influencia: La rutina diaria, los rostros, los silencios, las calles, las heridas sociales… todo eso me inspira. Es en la sociedad donde encuentro los símbolos y tensiones que intento traducir visualmente.
¿Por qué escogiste la técnica de la acuarela?
La acuarela tiene una cualidad que me resulta profundamente simbólica: fluye libremente, tiene vida propia. El agua, que domina la técnica, representa en sí misma la entrega, el dejar de ir el control.
Esa característica encaja perfectamente con lo que deseaba transmitir en la serie AL OTRO LADO DEL SILENCIO.
Además, desde nuestra cosmovisión andina, el agua está ligada a lo femenino, es vida, es fluidez, es energía sagrada. Trabajar con acuarela fue también un acto simbólico de conexión con la esencia femenina que atraviesa esta obra.
¿Por qué escogiste el color rojo para hacer su trabajo?
Desde que concebí esta serie imaginé cuerpos femeninos y escenarios en los que las mujeres sangran, cargadas de dolor. El color rojo se convirtió en el símbolo más adecuado para expresar esa violencia. Quise que el color se convirtiera en un grito visual.
Opté por una paleta monocromática en tonos rojizos porque me permitió reforzar el mensaje sin distracciones, el rojo remite a la sangre, al peligro, al sufrimiento; pero, también, a la resistencia que tiene la mujer frente a la adversidad y remite así mismo a la intensidad de las emociones femeninas contenidas y reprimidas.
¿Consideras que el mensaje estético debe tener también una dimensión social?
Absolutamente. El arte, al menos en mi caso, no puede desligarse del entorno social. Vivo y respiro dentro de una realidad cargada de conflictos, desigualdades y violencia. No puedo cerrar los ojos ante las injusticias de la sociedad.
Para mí, la estética es también una herramienta de denuncia, de cuestionamiento, un instrumento que visibiliza. Crear es dialogar con el mundo, y ese diálogo no puede ser imparcial.
¿La corona de espinas que lleva uno de tus personajes ¿Qué representa?
La corona de espinas, es una metáfora del castigo constante que reciben las mujeres por parte de la sociedad. No es solo simbólica; es real, cotidiana. Las mujeres son juzgadas, reprimidas, señaladas, muchas veces simplemente por existir o por no responder a los mandatos establecidos.
En esa corona hay una palabra escrita: PUTA. Puta es uno de los insultos más usados para deslegitimar y humillar a las mujeres.
Quise visibilizar esa agresión verbal, convertirla en un signo que interpele al espectador, que le obligue a confrontar la violencia que la sociedad actual normaliza.
¿Admiras a Flora Tristán? En tu opinión ¿Cuál es la parte central de su mensaje?
Por supuesto, Flora Tristán fue una mujer visionaria, adelantada a su tiempo, que supo entrelazar el pensamiento feminista y socialista. En su vida y en su obra lo que es más admirable es su capacidad de unir las luchas de género con las luchas sociales, dando a entender que no hay verdadera justicia mientras una parte de la humanidad siga siendo explotada y violentada.
(*) Centro Cultural Unsa.
En este mundo metálico y hedonista, marcado el machismo como por diversas lógicas que convierten a la vida humana en una mercancía; el consumo, la desigualdad y la exclusión son la constante. Ruth, en este contexto, nos invita con Al Otro Lado del Silencio a una seria reflexión sobre la degradación humana y espiritual que marca el compás de los tiempos en este siglo XXI. Al Otro Lado del Silencio los espera de martes a sábado en el Centro Cultural UNSA (Calle Santa Catalina 117 – Cercado) en el horario de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. ¡Todos son bienvenidos!