El día después del Domingo de Resurrección, a nuestro calendario bicolor le restarán catorce feriados oficiales; un largo puente, entre mayo y diciembre, que caminaremos como el año pasado con espíritu religioso y orgullo patriótico. 

Los feriados son aquellas fechas que ofrendamos tanto a los santos católicos, como a los héroes de Ayacucho, Junín y del Pacífico, para recordar como lo milagroso y el sacrificio se funden para crear el alma nacional, como rezaba la frase del arco de la ciudad: Dios y la Patria. 

El próximo es un jueves, primero de mayo, Día del Trabajo. Un feriado que parece mirarnos con pose cachacienta y los brazos en jarra, como si ignorara que, dentro de nuestras fronteras, se trabaja todos los días o no se come. Se le rinde homenaje trabajando. 

En la cola le siguen San Pedro y San Pablo, y las Batallas de Arica y Día de la Bandera que, este año, han tomado sábado 7 y domingo 29, respectivamente. Este caso parece una burla porque los feriados deberían declararse entre lunes y viernes.  

La otra mitad del puente, de julio a diciembre, están deparados al Día de la Fuerza Aérea del Perú, las Fiestas Patrias, Santa Rosa de Lima, el Combate de Angamos, el Día de Todos los Santos, la Inmaculada Concepción y hasta el día de la Navidad. 

De momento, solo tres meses carecen de feriados oficiales: febrero, marzo y setiembre, desentonando con los demás del calendario cívico y religioso. ¡Pronto, debemos pensar en algo!